“El
diseño no es solo lo que ves, sino como funciona”
dijo Steve Jobs, algo que se puede observar perfectamente en la
construcción
de un tejado en el
que, una vez finalizado, las partes más
importantes quedan ocultas. El edificio podrá
tener el diseño más
sofisticado posible, pero aún
así,
la construcción
del tejado será
prácticamente
igual que en cualquier otro edificio, con tabiques conejeros o
abuhardillado.
Y
los
primeros son los que
nos ocupan
hoy.
Como
se puede observar en las fotos, los alumnos-trabajadores construimos
un tejado a dos aguas sobre un rectángulo
de 3 x 4 metros hecho con cuatro hiladas de ladrillo simulando la
parte superior de un edificio. Las paredes de 3 metros serían
la parte delantera y trasera del edificio y las de 4 metros los
laterales.
La práctica la realizamos en la campa de la escuela taller.
Empezamos marcando en el suelo, con ayuda del tiralíneas, el replanteo donde íbamos a construir el tejado. Después pusimos los ladrillos de las esquinas y, entre ellos, un regle en horizontal para que, al poner los siguientes ladrillos, quedaran todos rectos y a nivel.
Finalizada la primera hilada, quitamos los regles y los volvimos a poner, pero esta vez en vertical. Uno en cada una de las cuatro esquinas. Atamos un hilo en uno de los regles y lo pasamos por los otros tres, atándolo para finalizar en el primero, formando un rectángulo. Pusimos el hilo a 17 centímetros de la primera hilada, 16 que mide el ladrillo de alto más uno de la junta, y pusimos los ladrillos siguiendo el hilo. Después hicimos dos hiladas más siguiendo los mismo pasos que para la segunda hasta tener las cuatro hiladas terminadas.
A continuación hicimos los hastiales, las paredes en forma de triangulo que hay en la parte superior de un edificio y dan forma al tejado. Decidimos darle una inclinación del 30%.
Para hacer el hastial pusimos un regle en horizontal en el centro de una de las paredes de 3 metros. Le atamos un hilo a la altura exacta para darle la inclinación y lo pasamos por las paredes de los laterales con un peso en cada extremo para que quedara tenso. Le dimos la forma con ladrillos siguiendo el hilo. Acabado este hastial hicimos otro igual en la otra pared.


Una vez finalizados los hastiales hicimos un tabique conejero, tabique con huecos cuya finalidad es que se utilice menos material, se haga más rápido, pese menos y ventile, desde el centro de un hastial hasta el centro del otro. Acabado este tabique, hicimos otros cuatro más pequeños a cada lado del central con la misma inclinación que los hastiales, poniendo también un hilo hasta los tabiques de los laterales.
Una vez acabados todos los tabiques interiores, procedimos a hacer la cubierta con bardos. Empezamos poniendo primero los de los extremos, de forma que sobresalieran un poco para crear un voladizo y proteger la fachada de la lluvia.
Continuamos poniendo bardos hasta tener la cubierta terminada.
Lucimos toda la cubierta con un mortero muy fluido para que pesara menos, fuera más fácil, rápido, y se hiciera mucho más resistente al fraguar .
Ya solo quedaba revestir la cubierta con tejas, para lo cual optamos por teja curva, también llamada árabe, que son de las más utilizadas al construir tejados.
Empezamos replanteando con el tiralíneas las hiladas de las tejas canal, que son las que tienen la concavidad hacia abajo, creando canales por donde sale el agua. Pusimos las tejas de más abajo para, con un palo de madera a modo de plantilla llamado fraile, ir poniendo las de arriba y que quedaran todas iguales.
Una vez colocadas todas, pusimos entre canal y canal las tejas cobijas, que son las que tienen la concavidad hacia arriba. Con las tejas canal y cobija ya puestas solo quedaba hacer la cumbrera, el remate en unión de las dos vertientes del tejado, con una hilada de ladrillos a medio pie para poner encima una de tejas.
Terminamos
el tejado luciendo el lateral de la cumbrera y el de los alerones.
Rubén L. Alumno/trabajador de albañilería